CAZA DEL JABALÍ AL ACECHO.
De las diferentes modalidades para la caza del jabalí que existen, todas poseen particularidades que les otorgan un marcado estilo propio y que las hace únicas. Texto: Daniel Stilmann.
La selección de la técnica depende del tipo de terreno, la cantidad de cazadores, la participación de perros, las leyes del país y las preferencias personales del cazador.
Un animal como éste no llega a grande por descuidado. Cuando la cacería es uno a uno, las mejores chances para abatirlo las otorgará un buen aguardo, montado como corresponde.
Dejaremos aquí de lado las técnicas de caza corporativas tales como las batidas y aquellas en las que se emplean perros de rastro y agarre y concentrémonos en los lances en las cuales el cazador enfrenta a solas a su presa.
El acecho, aguardo o emboscada, la más común de las técnicas requiere paciencia, resistencia a las inclemencias climáticas y, por sobre todas las cosas, no es para personalidades ansiosas.
La caza con perros y cuchillo o con armas de fuego exige coraje, habilidad en el manejo del cuchillo y un buen estado físico, además de tener sólidas nociones de equitación en los casos en que se emplea caballería, mientras que el rececho, la forma menos común de cazar suidos, demanda astucia, conocimiento y persistencia. A pesar de sus diferencias todas ellas poseen algo en común; son apasionantes.
El acecho, el tópico que nos preocupa hoy, consiste en algo más que apostarse en el primer lugar de nuestro agrado, esperando que la suerte nos regale un padrillo de aquellos. Aguardar exige del cazador saber como, cuando y dónde apostarse, y en particular como sobrevivir las condiciones del aguardo, que puede ser prolongado, en ocasiones bajo condiciones climáticas adversas.
No cualquier lugar es bueno para armar un apostadero. Hacerlo, por simple que parezca, tiene sus secretos. No menos importante es el poseer una noción cabal de cuando y hasta cuando apostarse. A esto se le suma el hecho de que el jabalí es capaz de desplegar una asombrosa cantidad de trucos para evitar caer en una emboscada, trucos y mañas que el cazador debe conocer para poder anticipar sus movimientos y evitar el esquinazo.
USANZAS Y MODALES DEL JABALÍ.
Comencemos analizando el comportamiento de nuestro invitado de honor, el jabalí, responsable por más de una noche de frío y ansiedad en tierras inhospitas.
Basados en su comportamiento, intentaremos diseñar una estrategia de caza coherente.
Clásico cebadero montado con maíz sobre una pequeña charca. El apostadero sobre uno de los árboles en el fondo es apenas perceptible.
Sus scrofa, jabalí, macareno, guarro, puerco, jabalín o simplemente chancho, como se lo conoce en distintas latitudes, es un animal lleno de virtudes. Entre las más notorias tenemos las siguientes; taimado, rencoroso, paciente, audaz, ágil, tozudo, inteligente, valiente y desconfiado, pero por sobre todas las cosas, con un olfato y oído como para hacer palidecer los nuestros. De lo único que carece es de una visión nocturna de águila, pero se supone que la diurna no es tan mala como se suele decir.
Su hábitat preferido es el de los montes bajos, de hojas caducas, achaparrados y sucios por debajo. En este lugar el jabalí es rey, pero no desprecia otras áreas inaccesibles y de poca o ninguna densidad humana como los bajíos y cangrejales, donde se alimenta de bulbos de plantas acuáticas, crustáceos y peces.
En este tipo de territorios encuentra protección durante el día, al igual que comida. Si dentro del monte existen fuentes de agua es probable que el animal nunca abandone el lugar. Si lo hace será de noche, y sólo por motivos valederos para él como comer, beber, asearse en un revolcadero ó por la presencia de una hembra en celo. Estos dos datos deben de ser tenidos muy en cuenta, ya que forman los pilares de la estrategia de la caza de acecho.
El peso del jabalí en Argentina no supera los 120 kilogramos, que es el peso máximo de sus antecesores españoles, de dónde deriva. El peso promedio de un macho puro y bien desarrollado ronda los 90 kilogramos. Cuando el limite superior es excedido significa que probablemente no estamos en presencia de un animal puro, si no de un mestizo producto de la cruza con cerdo domestico, lo cual ocurre con frecuencia, y que se conocen con el nombre de Sus Scrofa Domestica.
Estos animales son comunes en el área de la costa bonaerense de la Bahía de San Borombón, por lo que se los denomina chanchos costeros, y tambien en la zona de Gualeguaychu, Entre Ríos, pero se los puede hallar en casi todo el territorio argentino y han sido reportados ya hasta el otro lado de la frontera con Brasil.
Suelen alcanzar verdaderos records de peso y tamaño de defensas, superando los doscientos kilogramos, pero es casualmente ese peso, y los colores anormales de su pelaje, que puede presentarse hasta con manchas, lo que delata su origen mestizo.
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